jueves, 6 de junio de 2013

Sonetillo homenaje a José Manuel Caballero Bonald, premio Cervantes 2012



Tan lejos de ser Cervantes,

tan lejos de Pérez Galdós,

y mucho más lejos de Dios,

mucho más lejos que antes.



Tan lejos de Juan Boscán

y tan lejos de Garcilaso

como anduvo Alfonso Paso

y José María Pemán.



Así me siento yo hoy,

que no enmienda esto Celaya

ni Caballero Bonald.



Tan cerca sufro a Soraya,

tan cerca a la Cospedal,

tan cerca a Mariano Rajoy.


(Jaime González, 24.4.13)

martes, 4 de junio de 2013

El marqués que no sabía escuchar




El profesor pide a lxs alumnxs que escuchen una pieza musical de cuatro minutos, procurando estar tranquilos, relajados y en silencio. A continuación hace sonar el primer movimiento del Concierto de Brandeburgo número 1.  



Después les dice:

 “Hace ahora casi 300 años, un gran músico, Johann Sebastián Bach, quiso hacer un regalo al marqués de Brandeburgo. Pensó que el mejor regalo que podía hacerle era su música, y le presentó al conde un álbum manuscrito con las partituras de seis conciertos.

“Pero el marqués no hizo mucho caso a aquellas partituras. Para poder reproducir la música tenía que llamar a un buen número de músicos y entregar una copia a cada uno, y eso sin contar con los ensayos. No sabemos si aquel aristócrata hizo tocar muchas veces aquellos seis conciertos en Brandeburgo. El caso es que las partituras quedaron olvidadas en un rincón de su biblioteca hasta que veinte años después, a la muerte del marqués, sus herederos, al verlas cubiertas de polvo, las vendieron por unas pocas monedas. Los compradores empezaron a interpretar los seis conciertos del señor Bach y entonces todos los que las oyeron empezaron a saborear su intensa belleza. 

“Vosotros tenéis la suerte de poder escuchar música y acceder a libros con más facilidad que todos los marqueses de Alemania en el siglo XVIII. Pulsando unos pocos botones tenéis a vuestro alcance todo tipo de obras de los grandes músicos y toda clase de lecturas. 

“Pero… hace falta escuchar. Si no tenéis ganas de escuchar tranquilamente, cerrando los labios, abriendo los oídos y el corazón, nada será bello para vosotros. Sin atención, todo se convertirá en ruido. Sin calma, nada tiene equilibrio. Sin escuchar, nada tiene sentido. Sin tranquilidad no captaréis la belleza que hay en todas las cosas. La belleza está en el ojo de quien observa, y los ojos que no descansan se vuelven insensibles.

“Algunas personas no quieren estar en silencio y por eso ponen la tele a todo volumen cuando llegan a casa. Pero no aprenden a escuchar, porque no saben estar en silencio.

“Cuando no escucháis os estáis perdiendo algo importante. Estáis haciendo como aquel marqués Midas, tan rico y tan tonto a la vez, dejando que la belleza se marchite, silenciosa y cubierta de polvo, en un ángulo oscuro de una solitaria biblioteca. Hay que aprender a escuchar. A escuchar siempre.”